Bueno, ya estoy un poquito menos enfadado. Me imagino que me ha hecho bien convivir unos días con estos locos maravillosos Hijos del Caos (y de la chingada). Si han sobrevivido hasta ahora, habrá que tener en cuenta su lógica, no-lógica. Ellos abogan por no hacer nada que sea previsible y dedicar sus esfuerzos a reforzar su sociedad nihilista en aspectos que nadie podría predecir. Por ejemplo, son excelentes manufacturadores de jabón. Se dedican a cambiar todas las señales de tráfico y dirección antiguas pero dejan prendidos a los árboles por los que pasan mensajes a la gente. No mensajes importantes. A veces son chistes. Han decidido quedarse sólo con las armas que encuentren si pesan menos de 200 gramos o más de cuatro kilos (no me preguntéis por qué).
Cuando les hemos expuesto todo lo que conocemos acerca del Ejército del Dragón y de la fuga de los demonios a través de los blogs, han sometido qué hacer a debate. Más que un debate, era un brainstorming en que participan activamente los niños.
Finalmente se ha decidido intentar hablar con los demonios que huyen.
Y ofrecerles cobijo.
Jajajajajajajajaja.
No sé si queréis saber. No sé si quiero enseñar.
No sé si será que estoy equivocado como decían los médicos o si será que salvaré a cientos de miles, como decían mis sueños. Os pido mientras que no me toméis por loco. Si lo estoy, seguro que yo seré el primero en tenerles informados. Tírenme con silla y todo al cubo de basura y celebren como no celebraron nunca. Y yo reiré de purita alegría desde la mierda. Mientras tanto, lean con los ojos bien abiertos igual que los ahogaditos.
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