No sé si queréis saber. No sé si quiero enseñar.

No sé si será que estoy equivocado como decían los médicos o si será que salvaré a cientos de miles, como decían mis sueños. Os pido mientras que no me toméis por loco. Si lo estoy, seguro que yo seré el primero en tenerles informados. Tírenme con silla y todo al cubo de basura y celebren como no celebraron nunca. Y yo reiré de purita alegría desde la mierda. Mientras tanto, lean con los ojos bien abiertos igual que los ahogaditos.

sábado, 3 de diciembre de 2011

MI PROPIA PROFECÍA

Hola de nuevo a todos.
Espero que no estéis demasiado enfadados conmigo. Al fin y al cabo, el mundo como que se iba de todos modos a la chingada.
¿Qué es una profecía, sino un dios que te habla al oido?
Yo quería ser un héroe como vosotros, quería salvar al mundo, creo que lo demostré con solvencia... pero para eso no sólo hace falta coraje. Hacen falta piernas. Y Pabrich me prometió piernas. Pabrich también prometió un mundo mejor, pero hasta ahí estoy de acuerdo con vosotros: era un nazi. Nada bueno puede salir de la esclavitud y aunque así lo fuera, los esclavos se rebelarán para joder lo que sea buena y volveremos al punto de inicio. Y eso es tan natural como el instinto de supervivencia.
¿Qué es un profeta, sino alguien que escucha a un dios?
Espíritus, enlaces mágicos, deidades de la naturaleza... cuando has nacido con un cable pelado y conectas con estas voces, sí que estás bien jodido como yo lo estuve en mi infancia, sí que te acabas suicidando y te encierran en un manicomio y luego te intentas suicidar otra vez y te quedas sin piernas.
Es una chingada, pero te da una oportunidad, porque cuando todos creen en tu profecía, entonces tienes el poder de mentir. Y de cobrarte las deudas de los dioses.
Pabrich me dijo al oído, cuando estaba encerrado por mi propia Sombra, que me devolvería las piernas. Que yo había sido muy impertinente con mis designios pero que me respetaba por mi valor y que sólo sería necesarío que dijese unas cositas para ayudarle. Entonces, me perdonaría. Me mostró el mundo que quería construír, hablándome al oído, y yo supe que era verdad, que eso era lo que el quería, que su visión era pura. Supe que Pabrich habia sido un gran hombre en el Mundo Antiguo y que los hechiceros de su tierra lo expulsaron al infierno por atentar contra su jerarquía de poder. Supe que era un gran humanista y que su única intención era arrasar los viejos credos, arrasar con la inmoralidad, con el egoísmo, con los poderes actualmente establecidos y devolver al mundo un equilibrio del que no había gozado desde que el hombre levantó la primera piedra para atacar a su hermano.
Supe que su visión era pura, pero su virtud nublada. Demasiado odio. Demasiada intransigencia. Demasiado viejo para ser humano y construir un mundo para los humanos. Y, aún así, no pude resistirme. Os traicioné, hermanos míos. Fuí débil al final. Acepté decir su profesía falsa a cambio de un cuerpo nuevo, de unas piernas, de gozar lo que nunca había gozado y de desprenderme para siempre del don de la clarividencia. Me puso un hechizo que se activaría cuando espiga de arroz me arrebatase la vida y que se desactivaría si contaba la verdad, que Rolando no debía morir, que Joao se volvería loco...
Os traicioné.
Cuando marchasteis a la batalla pude salir de la tumba, porque Pabrich lo había designado, y en los términos del contrato estaba establecido que yo me levantaría de la tumba. Eso era incodicional, no sé si dió cuenta o si lo hizo adrede para poder torturarme más tarde si yo lo traicionaba.
Entonces me acerqué a la caseta de Joao para contarle la verdad, aunque hasta el último momento no supe si sería capaz de hacerlo. Fuí hasta la caseta de Joao aún cubierto por la tierra de mi sepultura, andando con mis verdaderas piernas... espero que podáis entender lo que eso significa. Incluso puse la mano en la puerta de su tienda, aún sin saber qué iba a hacer, si huir corriendo o confesar para que en ese mismo momento el hechizo se deshiciera y volviese a caerme sobre el culo. ¿Por qué haber aceptado en un principio, entonces, si tenía dudas sobre seguir ayudandoos? Sencillo. Pabrich contaba conmigo. Si Pabrich no hubiese contado conmigo, habría preparado su defensa de modo distinto. Mi traición hacia él sería definitiva.
Pero no pude.
Me largué llorando de allí y recé porque las cosas se solucionaran de otro modo e incluso recé porque, si Pabrich vencía, el mundo fuese mejor.
Miré mis piernas y entonces pensé que estaban entrándome como ganitas de cortármelas, o mejor, de haber nacido sin ellas. De no haber corrido nunca, de no poder echarlo de menos.
Y pensé: "Ahora mismo eres el cabrón más listo del planeta, incluso más listo que Pabrich, más listo que Rolando, que Grecia, que todos". Y era más listo que nadie porque mi cabeza había albergado información para llenar diez cabezas durante toda mi vida, y en ese momento estaba vacía de otros pensamientos que no fuesen los míos. Pabrich me quitaría las piernas, pero no la vida, y me devolvería el don de la clarividencia en un mundo que estaba lleno de nuevos dioses y demonios y venturas mágicas...
...si se enteraba.
Pero él ya no podía entrar en mi cabeza. Me había anulado ese don.
¿Cómo podía yo entonces, enmendar la puta madre que se había liado sin que él lo supiese, cómo podía quedarme con todo?
Dejando en evidencia la falsedad de mi profecia.
Sólo necesitaba volver loco a Joao y que los demás lo supieran y ataran cabos.
Mi Sombra me ayudó en ello. Mi Sombra le dió al predicador del Caos más Caos del que podía aguantar.
Si alguien no toma su relevo, supongo que los satélites irán cayendo y este medio de comunicación se irá extinguiendo poco a poco Ese ha sido el sacrificio de la humanidad para que yo sea un cuerpo entero: volveréis seguramente a las sombras del Medievo.
Lo siento.
Ahora es posible que queráis darme caza o que queráis entender lo que hice y por qué lo hice. Creo que fuímos amigos, o al menos yo lo considero así, aunque para mí los vinculos emocionales no signifiquen lo mismo después de que mi padre me encerrará en un manicomio a sabiendas de que mis visiones eran reales, de que no estaba loco, por puro miedo hacia su hijito.
Lamento que Andy haya muerto por ser el portador de las buenas nuevas. Lamento muchas cosas.
Pero estoy acostumbrado a lamentarme.
Siempre fuísteis mejores personas que yo. Y eso es lo que os impidió conocerme desde un principio.
Pero, si alguna vez tenéis la tentación de seguirme para hacerme pagar cara mi traición, dejadme que os diga algo; después de haberos engañado, de haber engañado a Pabrich, después de ser el más egoísta y manipulador de cuántos hemos concurrido en esta historia, al final de todo un día de conocimiento, sólo hay una verdad absoluta: yo salvé el mundo.
Si saqué provecho de ellos, es asunto mío.
Y venderé caro mi pellejo, como espero que hagáis vosotros, en este emocionante y peligroso nuevo mundo que ha comenzado.
Vended caro vuestro pellejo.
¡Aguantad!

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