No sé si queréis saber. No sé si quiero enseñar.

No sé si será que estoy equivocado como decían los médicos o si será que salvaré a cientos de miles, como decían mis sueños. Os pido mientras que no me toméis por loco. Si lo estoy, seguro que yo seré el primero en tenerles informados. Tírenme con silla y todo al cubo de basura y celebren como no celebraron nunca. Y yo reiré de purita alegría desde la mierda. Mientras tanto, lean con los ojos bien abiertos igual que los ahogaditos.

sábado, 30 de julio de 2011

EL DON AMARGO DE LA PALABRA

No más que yo puede escribir, según parece.
El ambiente es demasiado funesto, demasiado premonitorio o demasiado real para la mayoría, así sus corazones. Además de esto, hemos viajado por la noche y nos hemos establecido por la noche y hemos dormido pocas horas.
Anoche sucedieron varias cosas terribles. La mayoría del grupo quiso bajar por la ladera de la garganta a buscar el coche y quizá a los ocupantes del accidente. Seis nos quedamos arriba cuidando de las cosas y del maltrecho cuerpo de Brau, que sigue postrado y velando por nosotros a través de los sueños.
Todo esto a pesar de que había indicios de que todo era una trampa puesto que fueron varias rocas cayendo en mitad de nuestra caravana las que ocasionaron el desastre.
Me pareció una locura desde el principio, pero fue difícil oponerse a la voluntad de Rodrigo que, cuando está furioso, parece como que puede ser un líder excelente. Será un líder excelente hasta que esto acabe, me temo, maldita sea la garganta de Despeñaperros.
Había pasado una hora y ya no los oíamos aunque a veces se veían las luces de linternas o antorchas ahí abajo. Oscurecía y decidí que no podíamos arriesgarnos a que más gente tuviera algún accidente o cayera en alguna trampa, así que dije a los que me acompañaban que marcharan al Norte y al Sur a informar.
Sí, me quedé solo; una idea de mierda.
Entonces aparecieron ocho hombres de entre los arbustos. No es como que no los estuviera esperando, porque yo sabía que algo malo iba a pasar. Los esperaba escondido. Sí, lo habéis entendido bien: Brau era mi cebo. El pobre se había incorporado y estaba escribiendo en el ordenador que siempre le dejamos a la mano. Los tipos iban desvalijándonos silenciosamente hasta que Brau los vio y se les quedó mirando, tecleando todavía, mientras uno de los bandoleros se le acercaba con un martillo en la mano. Entonces salí de detrás del recodo de piedra en el que me había escondido con mi caballo y me puse a dispararles. Un plan tan cobarde como el que habían llevado a cabo no podía estar sustentado por demasiados hombres ni demasiado bien armados. Fallé dos tiros antes de darle al del martillo en el costado. Los otros comenzaron a correr inmediatamente y herí a un par de ellos antes de que volvieran a desaparecer entre los árboles.
Me acerqué a Brau y me di cuenta de que mi viejo amigo no había perdido el control por el posible ataque de los bandidos; era algo desde el mundo de las energías lo que le atacaba, así que le cogí fuerte de las sienes y pegué mi frente a su frente. Estuvimos así un minuto, sudando, hasta que volvió a nuestro mundo y se me abrazó con sus débiles brazos.
Aún no me ha contado qué es lo que vivió entonces.
Estuvimos diez terribles minutos de incertidumbre a solas, esperando que volvieran a atacarnos.
Entonces llegó un coche enorme del que saltó una persona que no conocía pero que me era extrañamente familiar. Sin embargo, cuando subieron cuatro de nuestros amigos con las cintas blancas en la cabeza, se quedó a un margen, a la expectativa. La situación era tensa. Me parecía estar viendo a un perro guardián con forma humana y noté un gran poder en su interior. Mis compañeros se pusieron en posición de defensa alrededor de nuestras pertenencias inmediatamente y les dije, sin pensarlo, que el desconocido no era peligroso; no para nosotros. Dentro del vehículo había más gente esperando. Les pregunté a los míos si habíamos encontrado a alguien con vida y uno de ellos negó con la cabeza.
Entonces me acerqué a los del coche y en cuanto lo tuve cerca lo supe: era Rolando. Los demás parecieron reconocerme porque salieron del coche... no puedo narrar todas las sensaciones de esos reencuentros que eran primerizos pero no por ello menos repetidos en mi cabeza, incluso con el bueno de Enrique... Pero sí puedo narrar el que tuve con Rebeca. Nos miramos a los ojos. Cuántas veces había dudado de mí. Cuánto dolor le provocaron mis palabras. Yo estaba subido en mi caballo. Me cogió una mano y se la puso en la mejilla. Miró a su amor, Rolando, y luego me volvió a mirar y murmuró: "no estás loco".
Entonces toda la tensión me dejó como flojo y me apoyé en la grupa del caballo y me eché a llorar.
Me bajaron y me tendieron en una de las camionetas y por unos minutos volví a ser aquel chico que había pasado de manicomio en manicomio toda su vida, que había intentado suicidarse, que había conocido a los demonios antes de que nadie pudiera creerle. Y me sentí agradecido por estar rodeado de amigos.
Me dejaron con Brau que con sus manoss temblorosas me acariciaba el pelo.
Los que habían bajado volvieron, cansados, arañados y abatidos. Me incorporé y me mostré medio entero de nuevo porque era necesario.
Salvador, Carlos y Francisca... estaban muertos. Lorena, Lucrecia... estaban muertas.
Andy no podía reprimir el llanto y a ratos se dejaba caer al suelo de rodillas.
Rodrigo tenía los ojos rojos y nos miraba sin vernos. Cuando alguien se acercó a consolarlo recibió el abrazo sin inmutarse. Por fin consiguió verme y se plantó frente a mí. Me preguntó si yo había sabido que su hija y su mujer morirían y le dije que no. Me preguntó si yo sabía que caeríamos en una trampa y le dije que sí. "Lo habías dicho", comentó, suspirando, como en un rasgo de humanidad. Luego me preguntó qué había pasado y le conté. No habían sido demonios, sino humanos.
Creo que eso fue lo que más le impactó. Hizo la arcada como si fuera a vomitar pero le salió un quejido. Luego un gemido doloroso que se fue transformando como en un cántico de sangre y el cántico se convirtió en grito y sacó su espada. Se fue a los bosques y Rolanddo fue tras él y la mitad de nuestros guerreros de la mano vacía.
Yo ordené que siguiéramos camino a Santa Elena. Había mujeres y niños con nosotros y heridos a los que atender.
Hemos llegado a Santa Elena hace cuatro horas y nos ha recibido una comitiva de valientes hombres y mujeres armados provenientes de pueblos de Córdoba, Jaén y Granada, incluso algunos de Andalucía occidental, aunque la mayor parte de estos, al parecer, habían establecido campamentos de aprovisionamiento y descanso para ayudarnos en nuestra ruta, cuando vayamos a la batalla.
Tenemos tiendas, agua y comida esperándonos en El Carpio, Écija y Jerez.
También estaban allí otros grupos provenientes del Norte, de Galicia o de León, de Elda o de Cáceres. Pequeños grupos que han recogido lo que tenían para darle todo en la batalla.
Hay unos cincuenta soldados bien pertrechados que supieron salirse a tiempo de la conjura y que han organizado nuestro encuentro y nuestro itinerario con eficacia militar.
Y por último, hace una hora, hemos recibido una última sorpresa, un último refuerzo. Después del amanecer comenzamos a oír el ruído de cientos de motores resonando por las gargantas de Despeñaperros y no mucho más tarde aparecieron ellos montados en motos americanas y motos japonesas, armados con palos y cadenas y revólveres y bates de baseball, unos doscientos moteros belicosos y valientes que me traían algo que por fin me hizo reír a carcajadas y sentirme al meno un poco feliz. Porque entre ellos estaban mi querida Pilar y mi querida Rosario y las he podido abrazar y charlar con ellas.
Pero seguimos casi todos nosotros aturdidos, espectantes, porque la reunión no habrá concluído hasta que vuelvan Rolando, Rodrigo y los otros.
Y ahora me doy cuenta de que no sé si Rebeca está con ellos.

viernes, 29 de julio de 2011

MÁXIMA PRECAUCIÓN

Estamos a punto de llegar a Santa Elena y hemos tenido un accidente.
Yo personalmente no lo he visto pero hay quien dice que han pasado cosas raras.
Por favor, todos los que se estén acercando al punto de encuentro por el Norte o por el Sur, másima precaucion con cualquier obstáculo en el camino o movimientos sospechosos.

viernes, 22 de julio de 2011

A CABALLO

Para nuestra partida ha sido determinante la hazaña de Rebeca, Rolando y sus otros acompañantes, devolviendo al Amo al infierno.
Noto, sin embargo, que concurren poderes y misterios capaces de afectar a mi precoginición, así que intentaré ser cauto con lo que escribo. Estos poderes podrían ser de aliados o de enemigos.
Insto a todos los demás que tengan esta capacidad precognitiva a que sean cautos y no hagan caso de sus propias predicciones a no ser que alguien  más experto en el uso del Nuiz les esté asesorando, o les guía mi amigo Braulio a través de los sueños.
Creo Brau protege de injerencias a quien le acompaña.
Lo tenemos en una ranchera, durmiendo casi todo el rato, excepto cuando por prescripción de alguno de nuestros hombres de medicina lo incorporan y lo ponen a andar, a comer, a ingerir líquidos.
Llevamos dos días de camino y llevamos algunos coches, caballos y algunas mulas de carga. Como ya dije anteriormente, monto en un precioso corcelito gracias a una silla que me ha adaptado un amigo. Tengo a mano  una escopeta y una ballesta de caza y algunos amigos siempre cabalgan a mi alrededor, como si escoltasen cosa importante. Supongo que lo soy.
Ayer derivamos nuestra ruta varios kilómetros por una advertencia que me hizo mi sexto sentido y nos encontramos con una banda de indeseables que tenían esclavizado un pequeño pueblo aún en los pirineos.
En otra época, en otro tiempo, habríamos tenido piedad, pero es responsabilidad y obligación de los buenos hombres y mujeres que quedan extender un mensaje que sea largo y que se escuche alto: no vamos a tolerar el saqueo, la violación, la esclavitud, más cuando lo que tenemos enfrente amenaza con destruír la humanidad o esclavizarla. Trataremos a estos grupos así como a los demonios que nos cruzemos.
Cuando llegamos al pueblo ni siquiea hicimos advertencia ni cruzamos palabra ni pensamos táctica alguna. Entrams por su calle principal y una mujer salió de una casa corriendo, arañada y golpeada, gritando por ayuda. Los hijos de la chingada estaban escondidos y algunos nos dispararon, pero otros corrieron. Era tanto el miedo que les provocamos que casi no podían apuntar para defender sus vidas.
No sé si lo he dicho anteriormente, pero todos llevamos un pañuelo blanco a la cabeza, y eso parece como que nos convierte en un ejército.
Cargamos incluso contra los que se pretendían atrincherar con rehenes porque nuestros Saltadores habían sido rápidos en írseles a las espaldas.
No lo he dicho antes, pero tenemos un grupo especializado, a los que llamamos Saltadores, que han desarrollado su arte y su chi hasta el punto de hacerse invisibles practicamente al enemigo, y rápidos como flechas. Es como si, en tiempo de necesidad, pudiéramos llegar hasta el máximo de nuestras posibilidades.
Dejamos a las personas liberadas en mejor situación, con algunas armas, vendadas sus heridas y atrancadas sus puertas. Dos chicos se nos han unido. Son leñadores y traen sus hachas.
Seguimos hacia el Sur y, por lo que leo, seremos los últimos en llegar. Hay tres posibles objetivos al Sur de Despeñaperros y no se revelará el punto de ataque escogido hasta el último momento.
Creo que soy uno de los líderes de esta batalla y esta responsabilidad me hace tener poco tiempo para escribir, pero siempre que pueda, seguirá mandando este mensaje, a todos los que me leéis.
¡Aguantad!

domingo, 17 de julio de 2011

LLAMAMIENTO A TODOS LOS VALIENTES

El ejército de la mano vacía ha acudido a mi  llamada. Están en nuestro campamento. Unidos a nuestros hombres y mujeres somos casi 300 guerreros sanos.
Es obvio que no me incluyo entre ellos, aunque yo también iré. Un artesano llamado Forges me ha fabricado una silla de montar adaptada para que pueda cabalgar como cuando era un chavito.
Debemos confiar en que los líderes de esta invasión han sido destruídos en su mayoría  y los que queden no tienen capacidad de organización para defender las estaciones.
Estamos a la espera de un resultado importante y de que los pocos traidores que se han refugiado en Pekín sigan lamiéndose sus heridas, así que tenemos que arriesgarnos.
Por eso, convoco a todos los valientes, todos los que puedan sujetar un martillo o conducir una furgoneta, a que se unan al ejército que va a tomar uno de los tres objetivos. Porque es aquí que está uno de esos objetivos, en la península ibérica, bien al sur.
Todos los detalles serán dados en su momento pero ahora es prioritaria que nos reunamos en el paso de Despeñaperros. Será un largo camino y necesitaremos vehículos, caballos, armas y víveres.
Os pediremos ayuda a todos los que no podáis seguirnos, agua, material de primeros auxilios, combustible.
Si tenéis sangre en vuestro corazón y coraje en vuestras almas, si tenéis dos piernas y aún queréis luchar por nuestro mundo, ¡marchad hacia Despeñaperros!
¡De ahí, hacia la batalla!

lunes, 11 de julio de 2011

EL EJÉRCITO DE LAS MONTAÑAS

He vuelto a tener sueños premonitorios pero esta vez ha sucedido algo bien raro y bien mágico.
Brau me ha ayudado en mis sueños.
Juntos hemos averiguado más cosas y creo que hemos entrado en los sueños y cavilaciones de personas y de demonios, cosa que podría haberme costado la cordura si él no hubiese estado a mi lado.
Primero he visto a gente en un lugar muy lejano que por referencias relaciono con la pampa, la Patagonia, no sé... estaban acampados pero viajaban como nómadas y comenzaban a cubrirse con los pellejos arrancados y secados de demonios. Ayer relacioné por fin esta imagen que me ha estado taladrando con aquellos valientes que se reunieron para acabar con los demonios que habían matado a esos escaladores tan famosos. Ahora no recuerdo los nombres.
No era una imagen importante pero he querido escribir sobre ella para que tomemos conciencia de que no en todas partes los hombres y mujeres están siendo exterminados sin luchar.
He sabido a través de los sueños que hay varios barcos que mandan señales ofreciendo socorro a través de la radio, a los faros y los muelles, y que recogen supervivientes para llevarlos a islas seguras. Esto puede ser útil. Creo que doña Pilar está ayudando a construir una radio para contactar con gente que no tenga acceso seguro a este internet (casi todo el mundo).
En otra ocasión nos hemos visto como absorbidos por un calor y una gravedad que aterraba como aterra la sensación de estar cayendo por un desfiladero. Comprendí de inmediato y con espanto que no estaba en un sueño sino en una mente, en un deseo. Tampoco asistía a una predicción del futuro sino a lo que alguien o algo quería que pasara en el futuro. Brau sujetaba mis hombros y me decía cosas amables al oido que me ayudaban a soportarlo, porque la sensación de peligro y locura eran constantes.
Entonces vi todo lo que ese demonio, ese Amo de los Edterran tenía planeado. Lo vi arrodillado a los pies del Rey y obteniendo su favores con una comunicación que era como música grave y monótona, como un rezo que va desde el dios hasta el avatar. Luego lo vi saliendo de un cementerio. Lo vi galopando sobre el aire y la tierra blanda hasta un lugar totalmente humano y mundano, una fortaleza de ladrillo con cables de alta tensión casi a ras de suelo extendiéndose hacia los cuatro puntos cardinales como las patas de una araña infinita. Lo vi agarrado a esos cables y emitiendo señales graves y monótonas como un avatar o profeta a sus adeptos.
Y supe que con esas señales se veía a sí mismo reuniendo un ejército de demonios voladores, subterráneos y guerreros, y vi que acudían algunos de esos gigantescos Monois y se plantaban en torno a esas y a otras distintas centrales energéticas a lo largo de todo el planeta.
Y supe que eso era malo.
Así pues, parece poco probable que ningún grupo consiga tomar una sola de estas centrales a pesar de que los mandos humanos hayan caido y los ejércitos humanos que defendían las posiciones estén comenzando a desmantelarse, seguramente conscientes ya de que están siendo manipulados o engañados.
Entonces, si no detenemos a ese Amo, a ese embajador del infierno, será improbable que podamo impedir que el Rey venga.

miércoles, 6 de julio de 2011

LO QUE HA PASADO Y LO QUE PASARÁ

He recibido una llamada de teléfono de un viejo amigo con el que no había hablado jamás: Rolando.
Me ha pedido disculpas por el engaño, que ha servido para, por primera vez desde que todo empezó, ganar una batalla. Ellos tienen a alguien que puede bloquear el Nuiz de cualquier, aunque deben mantener su identidad en secreto porque, quizá sea el tipo más importante que tenemos vivo.
(por cierto, han accedido a bloquear el poder de Brau durante una semana para que vuelva a su cuerpo y lo restablezca comiendo y haciendo algo de ejercicio).
Rolando me lo ha contado todo y me ha dado permiso para contarlo y luego me ha pedido un favor.
Me ha dicho que todas las fuerzas de choque de las que disponían se concentraron en diez puntos diferentes el mundo, la mayoría bunkers de defensa nuclear para resistir cualquier hecatombe, donde los pinches cabrones que nos vendieron al infierno tenían sus guaridas. Efectivamente, gracias al rumor que extendieron de que iban a atacar las centrales energéticas, la mayoría de las fuerzas humanas al servicio de esta entente demoniaca estaba allí. ¿Recordáis Perú, con qué facilidad acudió el ejército en aquellas ocasiones?
Bien, los traidores humanos estaban distraídos y los traidores demoniacos estaban desprotegidos, así que los aliados dotados de Nuiz atacaron en grupos de cuatro a cinco, poniendo toda la carne en el asador. Kuala Lumpur, San Petersburgo, Brujas, Seatle, Lima, Aristóbulo, Canfranc, Sonora, Tanganika y Camberra albergaban los refugios localizados. El ataque fue tan rápido y tan determinado, tan desprovisto de piedad y dudas, que fue efectivo en todas las zonas atacadas. No hubo preguntos ni intención de hacer prisioneros. Se uso fuego mágico, telequinesia, C4, balas con la punta hueca, marioneta dominadas mentalmente, barro de pesadillas, espadas antiguas  e incluso aíre envenenado. Se usó todo y, todos los que intervinieron lo hicieron sin esperanza de sobrevivir.
Como resultado, la facción coordinadora de la invasión a la tierra ha sido despedazada. Como si en el mismo ataque los aliados hubiesen podido acabar con Goerin, Himmler, Hitler y Rommel.
De los 52 atacantes sólo 20 han vuelto a casa. Se encontraron con trampas físicas y mentales, minas, maldiciones y más fuego mágico y más telequinesia.
Esos 20 que han vuelto a casa podría decirse que son lo útimo que nos queda.
Ahora, Rolando me ha pedido un favor. La guerra no ha acabado. La guerra no más empezó porque estos muertos eran carteros, alfeñiques con poder en el mundo terrenal.
Pero las puertas del infierno siguen abiertas.
Rolando me necesita, a mí y a todos los que seguimos conectados al mundo a través de nuestros blogs, para levantar levas.
Para conseguir con todo lo que podamos al menos tres ejércitos que puedan atacar las suficientes centrales energéticas como para que cierren las puertas del infierno antes de que llegue el Rey.
No tengo ni idea de cómo empezar.
¿Hay alguien que sepa manejar una espada?

viernes, 1 de julio de 2011

EL ENGAÑO.

Precioso. Ha sido precioso.
Han debido usar algún tipo de Nuiz para engañarlos porque me han engañado a mí.
Ha sido precioso, pero no quiere llevarme el honor de contarlo.
Hoy se ha producido una gran victoria gracias a la inteligencia de gente que ahora agradezco que nos lidere.
¡No perdais la esperanza!
¡Aguantad!