Si los videntes se mueven sólo por la plata, qué los mueve a la locura. Si no ven más que nosotros, qué farol se están marcando con nosotros.
No sé, soñe con ellos. Están sufriendo. Si conocéis a uno cogedle de la mano. Sé por experiencia propia que no hacen falta palabras.
Si los videntes son videntes, imaginad que estamos toditos ciegos y ellos no, y están viendo algo que mancha las paredes y se acerca a la casa y sube desde lo oscuro de los grifos.
Dadles un poco de fuerza porque ellos están padeciendo antes de que el lobo venga.
Si me expreso como Oscar Wilde, y no estoy loco, yo cuento entre los videntes. Y estos días tengo algo muy feo en la barriga y en mis sueños ardo toditas las noches.
La tierra está casi preparada, está casi clavada, las lineas están casi todas marcadas y las puertas están esperando para abrirse, y los héroes han fallado y los están matando o los están encerrando. Pero yo no cuento entre ellos.
Estoy en una silla de ruedas por estúpido y ahora sí que no sé qué más hacer.
¿Alguien me oye?
Cogedles de la mano...
No sé si estarás loco o no, pero escribes muy bien. Me gusta.
ResponderEliminarNo creo en esas cosas. Los supuestos videntes me inspiran el desprecio que ellos me demuestran, al pretender engañarme. No les cogería la mano ni aunque se hundieran todos en un mar de lava. Merecidamente, por otro lado.
A día de hoy, estimada señorita Gori, estoy cada vez más seguro de que está usted hablando con uno de esos timadores que tanto desprecia.
ResponderEliminarUn afectuoso saludo.