HAN VENIDO

Los tipos que seguían a Brau y que nos pinchaban han venido.
Y Brau no estaba. Tampoco Adela, ni Franco. Os lo podéis imaginar. Yo estaba solo.
La situación ha sido medio tensa al principio, porque ahora ando por la casa con una escopeta de caza.
Los perros de Franco les han ladrado y creo que han estado a punto de atacarles. Reconozco que les deje un minuto fuera para que se sintieran observados y desvalidos.
Luego, ya dentro, han mirado la boca de mi escopeta. El más alto me ha pedido educadamente que la apartara, jejejeje. Creo que podría haberme matado antes que yo apretase el gatillo, aunque aún no sé cómo.
Me han dicho que tienen bastantes cosas que contarnos, pero la situación ahí fuera estaba muy fea y no tenían tiempo que perder. Les he dicho que Brau ha ido con mi guardés a por el Nido y se han largado.
Y me he quedado solo.
Los perros han ladrado mucho rato.
Había cosas fuera, rodeando mi casa. Me he tragado media botella para darme valor y luego ha llegado Adela.
Y luego han pasado más cosas. Franco y Brau llegaron como si vinieran de escalar el Everest, arañados y al borde de la extenuación. Brau ha dicho que pisó un cepo por el camino, pero sé que es mentira. Supongo que ya me lo contará luego. Adela insistió en llevarla a un ambulatorio pero tuvieron que volverse al poco porque están saturados. La policía no da a basto. Urgencias tampoco.
Están ahí fuera, cazando, haciendo sacrificios.
Y no es más que el principio.
Los hombres me han dejado un maletín muy alto y cuando lo he abierto, había una tipo lámpara de aceite, pero sin aceite, un farolillo que parecía muy antiguo. Franco lo ha colgado fuera.
El farolillo a veces está apagado y a veces está encendido. Lo hace solo.
Están ahí fuera.