He recibido una llamada de teléfono de un viejo amigo con el que no había hablado jamás: Rolando.
Me ha pedido disculpas por el engaño, que ha servido para, por primera vez desde que todo empezó, ganar una batalla. Ellos tienen a alguien que puede bloquear el Nuiz de cualquier, aunque deben mantener su identidad en secreto porque, quizá sea el tipo más importante que tenemos vivo.
(por cierto, han accedido a bloquear el poder de Brau durante una semana para que vuelva a su cuerpo y lo restablezca comiendo y haciendo algo de ejercicio).
Rolando me lo ha contado todo y me ha dado permiso para contarlo y luego me ha pedido un favor.
Me ha dicho que todas las fuerzas de choque de las que disponían se concentraron en diez puntos diferentes el mundo, la mayoría bunkers de defensa nuclear para resistir cualquier hecatombe, donde los pinches cabrones que nos vendieron al infierno tenían sus guaridas. Efectivamente, gracias al rumor que extendieron de que iban a atacar las centrales energéticas, la mayoría de las fuerzas humanas al servicio de esta entente demoniaca estaba allí. ¿Recordáis Perú, con qué facilidad acudió el ejército en aquellas ocasiones?
Bien, los traidores humanos estaban distraídos y los traidores demoniacos estaban desprotegidos, así que los aliados dotados de Nuiz atacaron en grupos de cuatro a cinco, poniendo toda la carne en el asador. Kuala Lumpur, San Petersburgo, Brujas, Seatle, Lima, Aristóbulo, Canfranc, Sonora, Tanganika y Camberra albergaban los refugios localizados. El ataque fue tan rápido y tan determinado, tan desprovisto de piedad y dudas, que fue efectivo en todas las zonas atacadas. No hubo preguntos ni intención de hacer prisioneros. Se uso fuego mágico, telequinesia, C4, balas con la punta hueca, marioneta dominadas mentalmente, barro de pesadillas, espadas antiguas e incluso aíre envenenado. Se usó todo y, todos los que intervinieron lo hicieron sin esperanza de sobrevivir.
Como resultado, la facción coordinadora de la invasión a la tierra ha sido despedazada. Como si en el mismo ataque los aliados hubiesen podido acabar con Goerin, Himmler, Hitler y Rommel.
De los 52 atacantes sólo 20 han vuelto a casa. Se encontraron con trampas físicas y mentales, minas, maldiciones y más fuego mágico y más telequinesia.
Esos 20 que han vuelto a casa podría decirse que son lo útimo que nos queda.
Ahora, Rolando me ha pedido un favor. La guerra no ha acabado. La guerra no más empezó porque estos muertos eran carteros, alfeñiques con poder en el mundo terrenal.
Pero las puertas del infierno siguen abiertas.
Rolando me necesita, a mí y a todos los que seguimos conectados al mundo a través de nuestros blogs, para levantar levas.
Para conseguir con todo lo que podamos al menos tres ejércitos que puedan atacar las suficientes centrales energéticas como para que cierren las puertas del infierno antes de que llegue el Rey.
No tengo ni idea de cómo empezar.
¿Hay alguien que sepa manejar una espada?
No sé si queréis saber. No sé si quiero enseñar.
No sé si será que estoy equivocado como decían los médicos o si será que salvaré a cientos de miles, como decían mis sueños. Os pido mientras que no me toméis por loco. Si lo estoy, seguro que yo seré el primero en tenerles informados. Tírenme con silla y todo al cubo de basura y celebren como no celebraron nunca. Y yo reiré de purita alegría desde la mierda. Mientras tanto, lean con los ojos bien abiertos igual que los ahogaditos.
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