Ha sido anoche y ha sido sangrienta.
He permanecido en retaguardia con un pequeño contigente de visionarios que controlábamos la batalla y organizábamos los movimientos. Bueno, yo ya no soy un visionario, al menos de momento. Cuando Rebeca me quitó mi don, al coger el don de otra persona, el mío parece haberse perdido.
Por suerte, tengo a Brau a mi lado y él... bueno, es un verdadero dios fantasma.
Esto no es un relato y no tengo intención de mantener la incertidumbre hasta el final: hemos vencido.
Pero no sé si habrá servido de algo... aún tenemos que confirmar los informes de los otros dos frentes.
Como ya sabréis, Rodrigo lanzó un guante al enemigo descargando en él toda su ira y arriesgándose a que perdiéramos el elemento sorpresa. Adelantamos el ataque debido a esto... y Rodrigo ha compensado con creces su osadía.
Intentaré explicarme con claridad. Ahora tengo claridad como dos o tres personas pensando juntas.
En primer lugar, haré un recuento.
El comando de la mano vacía: 420 unidades de infantería con armas blancas.
La caballería de acero: 370 motoristas con armas blancas.
Los pájaros del infierno: 30 motoristas con armas de fuego.
La rosa de los vientos: 650 unidades de todo el territorio con armas blancas.
La caballería de la cinta blanca: 25 unidades de caballería con armas blancas.
El último ejército fiel: 40 soldados perfectamente pertrechados con armas blancas y de fuego.
Los heraldos de la victoria: 12 héroes con Nuiz y armas especiales.
Esos éramos nosotros. Con respecto a ellos hemos anotado unos 2000 nagishi. Sólo al verlos en las colinas, cables de alta tensión y árboles ya imáginabamos imposible la victoria.
No hemos encontrado edterram, pero muchas tribus nómadas de bankeets haciendo un total de unos 400. Si habéis visto a estos monstruos de cerca, a estos terribles saurios humanoides armados con hachas de hueso, tubos de escape afilados y cuerdas adornadas con craneos os daréis cuenta de que eran muchos. Y terribles.
Había un monoi, y aunque sólo fuera uno, fue suficiente para descorazonarnos.
Y estaba Ella, a la que aún no hemos puesto nombre.
Avanzamos con una formación central de infantería y apostamos a toda la caballería motorizada en los flancos, para que pudiesen llegar con rapidez al objetivo y poner las cargas explosivos. Este objetivo era uno de los muchos molinos de viento modernos que pueblan las colinas que rodean el Campo de Gibraltar.
Decidimos que Blanca y sus bolas de monoi eran nuestra única opción para retrasar el ataque de los nagishi aunque no sabíamos cuánto tiempo ni a cuántos podría retener usando este poder, ni qué coste tendría para ella. Mientras avanzábamos encendíamos las antorchas porque si algo teníamos claro era que ellos tenían ventaja en la oscuridad, siempre y cuando no los cegáramos con fuego.
En primera linea de combate estaban nuestros soldados más jóvenes y rápidos. Ellos vieron como los bankeets abandonaban sus altares y rugían al cielo estrellado antes de lanzarse a la matanza.
Nuestros ágiles soldados lanzaron una andanada de cokteles molotov y salieron corriendo a posiciones más atrasadas para poder sacar sus armas de fuego.
Fue el único ataque que los heraldos de la victoria permitieron hacer antes de intervenir. Cuando los bankeets se alejaron de las llamas lo suficiente para poder localizar a sus presas, entonces atacó Rolando con sus héroes sobrenaturales. Entonces la noche sí que se incendió realmente...
Bueno, parece que es lo que puedo contar hasta ahora. Se reune la plana mayor para acordar el asentamiento y debo estar allí. Espero esta noche poder contaros más cosas.
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